Marco Aurélio Gomes Veado
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April 15, 2025
Sin embargo, un número creciente de investigadores está empezando a cuestionar esta teoría.
A pesar de décadas de investigación y miles de millones de dólares invertidos en medicamentos para atacar las placas, la mayoría de los tratamientos han fracasado en frenar –o curar– el avance del Alzheimer. Este estancamiento ha llevado a los expertos a hacerse una pregunta audaz: “¿Y si la acumulación de beta-amiloide no es el enemigo, sino una señal de alerta de un desequilibrio sistémico más profundo?” Sigue leyendo.
La microglía son las células inmunitarias innatas del cerebro. Su función es vigilar el tejido cerebral en busca de infecciones, lesiones o disfunciones. En un cerebro sano, la microglía elimina desechos y apoya a las neuronas.
Pero en el Alzheimer, estas células se vuelven hiperactivas y liberan citocinas proinflamatorias y especies reactivas de oxígeno que terminan dañando las neuronas.
En resumen, cuando esta actividad se vuelve crónica, puede iniciar un ciclo vicioso: inflamación → daño neuronal → más activación de la microglía. Este es el punto clave de todo esto.
Nuevas investigaciones sugieren que la beta-amiloide podría actuar como un péptido antimicrobiano, una respuesta inmunitaria a una infección. Los científicos Rudolph Tanzi y Robert Moir (Harvard) descubrieron que la beta-amiloide captura microorganismos como el virus del herpes simple, entre otros, formando placas pegajosas.
La idea es que estas placas funcionen como cápsulas que protegen al cerebro de patógenos o traumas. El problema surge cuando esta protección se descontrola, dando lugar a una respuesta autoinmune que ataca al propio organismo.
Este proceso autoinmune ocurre cuando el cerebro identifica erróneamente amenazas dentro de su propio sistema, como sinapsis dañadas o proteínas tau. En otras palabras, las células inmunológicas atacan a un enemigo falso, y las neuronas sufren los daños colaterales.
Esta respuesta inmunitaria mal dirigida provoca neuroinflamación y acelera la progresión de la demencia.
Así, el amiloide y la tau podrían ser efectos secundarios —marcadores de un sistema inmunológico colapsado— y no las causas principales.
Comprender el Alzheimer como un trastorno neuroinmune puede traer esperanza a los cuidadores y familias. Abre nuevas estrategias de intervención con perspectivas más positivas.
Si el sistema inmunológico es central, entonces intervenir temprano, adoptar un estilo de vida saludable y usar enfoques antiinflamatorios pueden ser herramientas poderosas en la lucha contra la demencia.
Por eso, en MCI and Beyond, nos comprometemos a compartir los hallazgos más recientes desde una mirada holística hacia la salud cerebral. ¡Este blog existe para traerte buenas noticias!
Podríamos estar ante un cambio de paradigma, donde el Alzheimer y otras formas de demencia dejan de verse solo como un “problema de placas” y pasan a considerarse trastornos complejos que involucran el sistema inmunológico, el metabolismo e incluso infecciones. Esto no significa que el amiloide no sea importante, sino que quizás sea parte de la defensa del cuerpo y no su enemigo.
Así, la demencia podría no ser tan misteriosa como pensábamos. Al cambiar el enfoque de las placas al sistema inmunológico, podríamos entender mejor las verdaderas raíces del deterioro cognitivo y crear soluciones más inteligentes y efectivas.
MCI and Beyond sigue explorando la ciencia, las historias y estrategias que apoyan la salud cerebral en todas las etapas de la vida. ¡Es una misión noble!
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