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El río es una excelente metáfora de la vida. Para mí, el río resonaba con la experiencia de cuidar a alguien. Vengo de una familia de cuidadores, pero cuando empecé a cuidar de papá, no estaba preparada para el estrés sofocante y la intensa sensación de agobio. Además de preocuparme por el efecto del estrés en mi salud, me preocupaba tener que lamentar mucho mi relación con papá, que parecía deteriorarse rápidamente. Me ahogaba y estaba desesperada por entender por qué este papel era tan difícil. ¿Me había saltado el gen del cuidador? A medida que profundizaba en los porqués, se hizo evidente que simplemente era difícil. La necesidad de entender por qué me costaba tanto me llevó a muchas pruebas, errores y lágrimas y, al final, a una serie de estrategias que me ayudaron a minimizar el estrés y, en última instancia, a mejorar mi salud emocional y física.
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